viernes, abril 27, 2007

Te vi que llorabas por el.

Así nada más, desplazada un par de veces, aplastada muchas más. Pasada a llevar perdí la cuenta, y la pena se desparrama por mis manos haciendo posas negras bajo mis pies.
Perfumada, maquillada y con dudas en la cartera. No alcancé a dar diez pasos y abrí la puerta otra vez, encendí la música y me puse a escribir.

Ya no se que hacer para sacarme el humo gris que me persigue, ya no se que hacer para abrir mi cabeza y vaciarla, ni menos se que hacer para quemarme el corazón.
Desbaratada, quebrada en dos, puesta boca arriba en el pavimento y arrollada por un camión de carga, desesperada, muy desesperada.

Qué me metieron en la cabeza, porqué existen tantas películas de amor, tantas en donde ellos se vuelven a ver y reconcilian el amor en un dos por tres, ella subiendo una escalera mecánica y él sin más, parado arriba con las manos en los bolsillos esperándola.
Y es que a mi jamás me va a suceder, y es que a mi me tocó la peor suerte de todas, esa que envuelve y no deja respirar, que presiona, que no olvida, que se agarra de la piel para vivir como un apéndice.

A mis manos se les fue la fuerza, que ni siquiera puedo tenerlo en frente para ahorcarlo despacio, lentamente, sacándome el odio que se apodero de mis ojos.
No quiero mas esto, que alguien por favor me adelante la vida, que me de vuelta las páginas, que me devuelva las ganas de creer.