martes, julio 17, 2007

MIlonga del angel


Existió en la retina, en el recuerdo ondulante de un invierno sin sol, en un oculto pasaje de un Santiago nocturno. Pidió mas que una vida, más que un amor fugaz, un sueño sin vestigio de ser pensado a media noche. Mas nadie lo recuerda, nadie lo comenta, se extravió en un viaje subterráneo que no terminará jamás.
Las cosas son así, dijo el tiempo tras el tiempo, mientras se convertía en el tango más triste que nadie escuchó, excepto yo.
Hizo desear lo innombrable, la muerte a dos pasos que camina deambulante, siguiéndolo porque yo lo decidí de esa manera, de la manera mas cruda que un amor puede morir.
Errante arranca de mis deseos, errante se despide sin un pañuelo a mi partida, calculando los ocho meses más tristes que nadie vivió, ni nadie tanteó.
Pero ya es cosa propia, cosa de alguien como yo que no soporta huir de los días mas bellos que me dio, de ese invierno de piel, de ese maravilloso invierno que compara estos nebulosos días de lluvia sin sazón, con un tango que jamás se bailó.

1 comentario:

respira hueón, respira dijo...

por la cresta...es como tan triste, tan enojado, tan tango...mejor pone cueca...

es tan tu

me gusta como escribes pero no me gusta lo que debes estar sintiendo