domingo, diciembre 10, 2006

despues de él.

Definitivamente fue más inteligente que yo, no mezcló sexo con amor, ni afecto con dependencia. Preciso, manipulador, mitómano y pendejo. Todo a su favor, cara tierna, atractivo con dos vodkas encima, voz suave, comprensivo y mas alto que yo.
Saber fingir jugó de su lado, no del mío -y me decía ser buena fingiendo-, supo enamorarme y desencantarme a la vez, cuando estaba sobre mi sabia que no sufriría dentro de una hora, 20 de previa, 15 activos y 25 post-acto –incluyendo conversa, el cigarro y uno que otro cariño-, luego agarraba mi cartera, arreglaba mi pelo y desaparecía. Con un sabor dulce de venganza sin reconocimiento, que hoy ya no es venganza, sino ridiculez. Él, sus manos, su cama y sus palabras no sirven en conjunto, por separado cumplen buena función, pero nunca alguien debería creer en lo que hacen sus manos y lo que dice su boca en el mismo momento, porque fingiendo y olvidando sacó un doctorado con honores. Ya no me advierto porque perdí, advierto a quien venga después de mi, que ya llego y no sabe a quién tiene al frente, difícil sería, porque ni el mismo lo sabe. 30 grados de calor en un domingo no le jugaran a su favor, las mismas palabras que yo oí si servirán, pero sonaran desgastadas, tristes y sin ganas de ser pronunciadas una y otra vez. Porque yo me vengué de la manera mas dulce dando media vuelta sin mirar hacia atrás, y porque descubrí la táctil manera de convertirme al odio sin volverlo a ver.

1 comentario:

Sebastian dijo...

Despues de el vienen miles de cosas wena niña!