jueves, diciembre 13, 2007

Dieciocho patrio.

Entre chicha y empanadas izó su bandera y me robo la virginidad al ritmo del “tiquitiquiti”.
Siete horas de zapateo indiscriminado, de pintar medialunas en su piel, de escobillarle las sensaciones con el rose de mis labios. Y así nada mas, medio adormecido y medio agotado, me dijo buenas noches y se echó a dormir. Yo, señorita e ingenua, me tape hasta el cuello y junto a él pensando me fui durmiendo melancólica.

A veces no es bueno, otras veces es mejor. Conté con mis dedos y no encontré ni buenas ni peores, no encontré ni sensaciones ni desvíos, ni delirios ni contra-emociones.
No hubo mas, no existieron más. Con ilusiones adolescentes me quedé, con pasos poco errantes el se fue, y yo… y yo no supe mas de zapateos, de noches en vela, de suspiros en el oído, ni de susurros agitados en un cuarto oscuro.

Y me lamento, me idiotizo, me levanto, abro mi boca y afirmo unas cincuenta veces con aire de desesperación que yo jamás jugué a ser una adolescente trashumante, que alcohólica me sentí, que cubrí la pena con cerveza e hice volar el humo gris de un cigarro por el. Por el, el que nunca fue y el que jamás pensé, el que me dejo firme y libre, mas crecida, con rencor y con un cáncer que me come viva sin desaparecer jamás.

1 comentario:

respira hueón, respira dijo...

ñaaaa...eres tan mina, tan maquillaje, tan tuuu!

eres casi un personaje de una serie tipo sex and the city, al menos esa e sla impresion que me da con lo que escribes, de hecho te imagino en un departamento, escribiendo en tu notebook, fumandote un cigarro y tomando cafe en un tazon de "mirenme, vivo sola y tomo cafe en tazon de tomar cafe"