viernes, octubre 20, 2006

vista ancha.

Perdí la vida en una apuesta.
Me quede con cuatro cartas en la mano, dos bajo la manga y el resto del mazo boca arriba.
Ni siquiera me tomo por sorpresa, lo veía venir. Casi de la misma manera en que vi venir sus temblorosos pasos hacia mi, o quizás fueron los míos.
Es la intriga, la morbosa sensación de enigma que se posa sobre mi lengua. Me inhibe a decir las cosas claras, me detiene a escupir palabras que luego podría lamentar. Porque últimamente no hago más que lamentar a regaña-dientes lo que digo, que quizás las cosas serian mucho más distintas si no hubiera dicho nada.

Podría yo propiciar el cambio más significativo, luego realizarlo y hacerlo notar al mundo entero. No me cuesta, me enorgullece, me llena de ganas poder hacerlo. Pero ve a saber tu si lo puedo hacer si no veo una reacción inmediata, que lo que me molesta se acrecienta día a día. Que ya no es suficiente un: “sabes, la confianza va primero”, al carajo todo el sentimentalismo.
Podría yo, también, poner mí apostada vida sobre tus manos, y dejarme llevar por el ondulante movimiento de tus dedos, pero quedaría en mí, un dejo de temor a que me lances al olvido.

Y es que a mi vida, querido, se le vino encima la sublevada gracia de no querer seguir fingiendo, que a ella ya le bastó llenarse de narcisismo rosa. Que el sol brilla por brillar y no por nosotros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me asusta como escribes.

respira hueón, respira dijo...

comparto la opinion del anonimo...me asustan de repente tus palabras...pero esa es la idea, lograr provocar y remover sentimientos en el lector, mientras mas profundo lleguen tus palabras es porque mejor estan escritas

y si, lo escribi yo

^^